Ann Lee predicó en público y dirigió la iglesia Shaker en un momento en que pocas mujeres eran líderes religiosas.
[1] El padre de Ann Lee, John Lees, era herrero durante el día y sastre por la noche.
[4] Ella creyó y enseñó a sus seguidores que es posible lograr la santidad perfecta al abandonar las relaciones sexuales.
Ya durante su primera juventud, Ann Lee se sentía incómoda con la sexualidad, especialmente con la propia.
[9] Lee finalmente decidió abandonar Inglaterra con sus seguidores hacia Estados Unidos para escapar de la persecución —es decir, múltiples arrestos y estancias en prisión— que experimentaban en Gran Bretaña.
También le siguieron a América su hermano, William Lee (1740–1784); Nancy Lee, su sobrina; James Whittaker (1751–1787), que había sido educado por la Madre Ann y probablemente estaba emparentado con ella; John Hocknell (1723–1799), quien proporcionó los fondos para el viaje; su hijo Richard; James Shepherd, y Mary Partington.
Ann Lee abrió su testimonio a la gente del mundo, en el famoso Día oscuro de Nueva Inglaterra en mayo de 1780, cuando el sol desapareció y estaba tan oscuro que había que encender las velas para ver en el interior al mediodía.
Según informes, permaneció en el área durante unos diez días, atrayendo a un gran número de simpatizantes y detractores.
Predicó que el pecado se podía evitar no únicamente tratando a hombres y mujeres por igual, sino también manteniéndolos separados para evitar cualquier tipo de tentación que conduzca a actos impuros.
[14] Su doctrina revitalizó el concepto del dios andrógino: Sofía, la santa sabiduría de la Biblia, era el elemento femenino en Dios,en Cristo, ya se había manifestado el lado masculino y el lado femenino había sido manifestado en ella.
A veces se encontraban con turbas violentas, como en Shirley (Massachusetts), y Ann Lee sufrió violencia en sus manos más de una vez.