Années de Pèlerinage

Fue compuesto mucho tiempo después de los otros dos y en él se aprecia menos virtuosismo pero una mayor experimentación armónica.

El 2 de mayo de 1832, Liszt escribió en una carta a uno de sus primeros alumnos, P. Wolf: “Desde hace dos semanas mi mente y mis dedos han estado trabajando como malditos: la Biblia, Platón, Locke, Byron, Hugo, Lamartine, Chateaubriand, Beethoven, Bach, Hummel, Mozart, Weber están a mi alrededor.

[2]​ Liszt y Marie d'Agoult se habían conocido en un concierto en un salón de la nobleza parisina.

A pesar de su diferente posición social, inmediatamente experimentan una violenta pasión recíproca.

Liszt dirige allí la clase de piano del Conservatorio y actúa como artista internacional.

De sus excursiones al azar como de sus lecturas, el compositor confiaba sus impresiones al piano; nacieron así 19 piezas destinadas a los tres cuadernos del Album d'un voyageur (1836) en países "consagrados por la historia y la poesía".

La conquista del "yo" aparece así ligada a la nostalgia de un absoluto inaccesible.

La tercera pieza, Pastorale y Le Mal du pays tienen tintes más impresionistas.

La Vallée d'Obermann, inspirada en la lectura de la obra de Senancour, refleja la posición del hombre en la naturaleza, y pasa del desencanto expresado por las armonías disonantes y las modulaciones en tonos lejanos al gozo incipiente para terminar en júbilo creciente.

Tras regresar a Francia durante unos meses, los dos amantes, Liszt y Marie d'Agoult, reanudaron su peregrinaje a Italia, donde permanecieron desde 1837 hasta 1839, residiendo sucesivamente en Bellagio, Milán, Venecia, Lugano, Módena, Florencia, Bolonia y Roma.

Posteriormente, Liszt conoció a la princesa Carolyne Sayn-Wittgenstein y se instaló en Weimar en 1848.

En 1861, huyendo de la hostilidad a la que era sometido en esa ciudad, Liszt partió para reunirse con la princesa en Roma.

La Marcha Fúnebre en Memoria del Emperador de México Maximiliano I es una meditación sobre la muerte.

Pero más allá del virtuosismo, esta última colección está marcada sobre todo por un lenguaje más despojado, un uso de recitativos y unísonos que recuerdan el espíritu de las monodias religiosas, que transmiten una impresión de serenidad, como un ascenso hacia la luz, que el joven Liszt ya parecía prever, como lo demuestra una carta escrita a su madre a los veinte años: “La vida terrena es sólo una enfermedad del alma, una excitación que mantienen las pasiones.

Dover Publications ha editado una transcripción completa de las tres suites en un único volumen.

Inicio del Soneto de Petrarca 104 .