Angerona

Angerona o Angeronia era en la mitología romana una divinidad de la que resulta difícil formarse una idea definida, debido a las contradicciones que sobre ella hay en las fuentes.

Su estatua se erigía en el tempo de Volupia, cerca de la Porta Romanula, junto al Foro Romano, y era representada con su boca vendada y sellada («os obligatum et signatum»),[1]​[2]​ que según Masurio Sabino[1]​ indicaba que quienes ocultaban sus preocupaciones en paciencia podían de esta forma lograr la mayor de las felicidades.

Julio Modesto[1]​ y Festo[4]​ dan un origen histórico al culto de esta divinidad, pues dicen que en una época hombres y animales sufrieron una enfermedad llamada angina, que desapareció tan pronto como se hicieron sacrificios a Angerona.

[5]​ Otras versiones afirman que Angerona era la diosa del silencio, y que su culto fue introducido en Roma para evitar que el nombre secreto y sagrado de la ciudad fuera conocido, o que la propia Angerona era la divinidad protectora de la ciudad, quien posando su dedo sobre la boca exigía a los hombres que no divulgasen el nombre secreto de Roma.

Ese día los pontífices le ofrecían sacrificios en el templo de Volupia y en la curia Acculeia.

Estatua dedicada a Angerona en el Palacio de Schönbrunn ( Viena ); obra de Johann Christian Wilhelm Beyer.