Cuando rindió una prueba de admisión fracasó porque si bien hablaba francés desde pequeña, su italiano era deficiente, por lo cual comenzó a perfeccionarlo mediante conversaciones con otros niños de su edad y ocho meses más tarde volvió y aprobó su ingreso pasando a cursar como alumna regular.
Cuando años después enseñaba teatro insistía en que la adecuada respiración en la función teatral es la base y el secreto de toda buena interpretación.
Este mismo autor escribió para ella el drama en dos actos Inútil, que la actriz estrenó el 24 de febrero con singular éxito.
[3] Angelina Pagano actuó esos seis meses en una época en que el teatro argentino se encontraba en transición entre el picadero y la realidad teatral argentina por lo que ella, una actriz de escuela, tuvo problemas de adaptación para trabajar en un medio en el que todavía predominaban la improvisación y el instinto, tanto en autores como en directores y actores.
No se amilanó e insistió en la compañía de Podestá con mejor suerte porque fue contratado y comenzó a adquirir nombre.
[10] La primera presentación del Teatro infantil fue el 8 de julio de 1927 en el Teatro San Martín, que estaba ubicado en la calle Esmeralda, realizada por integrantes que tenían entre 4 y 15 años y la pieza representada fue El sueño de Pelusita escrita por José León Pagano, Carlos Schaeffer Gallo, Enrique García Velloso y Francisco Villaespesa.
[13] En 1917 Angelina Pagano tuvo un temprano encuentro con el incipiente cine argentino participando en el filme sin sonido del género policial El Conde Orsini junto a Pedro Gialdroni y Francisco Ducasse.
Luego hubo un largo intervalo y sólo volvió a filmar a partir de 1937 cuando su presencia en la escena teatral era solo esporádica; en esta etapa su primera actuación fue en ...Y pasa la comparsa, un filme dirigido por Albert Arliss que no se estrenó.
Luego siguieron en 1939 Puerta cerrada un melodrama dirigido por Luis Saslavsky con Libertad Lamarque y el exalumno de Teatro Infantil, Ángel Magaña y en 1940 El haragán de la familia dirigida por Luis César Amadori.