La fragilidad del grupo y su susceptibilidad a los microcambios ambientales los vuelven muy vulnerables a las alteraciones de los hábitats naturales que ocupan, tal como los ecosistemas tropicales o los nichos en los estratos medios de los bosques.[2][3][4] Al igual que los reptiles, los anfibios son de sangre fría.La mayoría tienen un ciclo vital con dos fases distintas: las crías viven en el agua y los adultos en tierra firme.Sobresalen las ranas arborícolas y las llamadas arlequín de brillantes colores, así como son muy conspicuos las ranitas y sapos venenosos de colores llamativos.Se encuentran en zonas de elevada pluviometría y humedad relativa muy alta, incluso en los páramos.