Para 1704 el pueblo de San Pablo es estable y cuenta con una población indígena.
Posteriormente vendrían más familias y la población aumentaría con el paso de los años.
Se le atribuyen las primeras acequias y el hilado de algodón en la región.
En tal misión se encomendaron a la Virgen de Loreto que acompañó la expedición.
Esta advocación mariana forma parte de la iconografía del personaje y con ella se le representa.
No existía calle, monumento o memorial en la ciudad que recordara al franciscano fundador.
El monumento se basa en los archivos contemporáneos al paso de Ramírez por Chihuahua.