Andrés Muriel

[4]​ Tras la caída de José Bonaparte, buscó refugio en Francia y allí vivió casi hasta su fallecimiento.

En estas cartas rebatía los argumentos de su corresponsal (cuyo nombre se ignora) que condenaba la versificación.

Muriel utilizó estas cartas con el fin de expresar su opinión sobre lo que convenía para difundir las luces.

Según él, “dar un mérito exclusivo a las obras de los hombres ilustres” era “el obstáculo más funesto a la propagación de las luces”.

[2]​ Según ha documentado el historiador Gómez Urdáñez en un artículo académico de 2008, Andrés Muriel falleció en La Gallega, Burgos, en 1845, villa próxima a su localidad natal de Abejar, tras años de exilio en París (lugar que varios trabajos dan como el de su fallecimiento).