Sin embargo, la tranquilidad y negocios exitosos no complacían el carácter inquieto de Andréi Shkuró.
Posteriormente participa en numerosos combates, fue herido en muchas ocasiones, siempre regresa a las filas para continuar y encabezar los ataques de sus tropas.
En aquel momento Andréi Shkuró se encontraba bajo el mando del conde Keller.
Cuando se recibe la noticia sobre la formación del Gobierno Provisorio y Revolucionario, Keller manifiesta al Estado Mayor que no reconocerá a la nueva autoridad sin ser notificado de este acontecimiento personalmente por el Emperador, a quien juró su lealtad.
“Pelearemos con los turcos, con los curdos, con el diablo mismo si es necesario… solamente para no ver estas caras políticas, demagogas e histéricas…” – comenta Andréi Shkuró sobre aquellos días.
En esta misma época, sobre las unidades comandadas por Andréi Shkuró comienza a flamear la famosa bandera – la cabeza de lobo y sus colmillos sobre el fondo negro.
Andréi Shkuró demostrativamente se expresa en contra de estos planes, por el contrario manifiesta que si es necesario, estaría dispuesto a luchar con sus tropas por la Monarquía Constitucional.
Una vez recuperado de la enfermedad, en diciembre del mismo año se traslada con sus tropas al Cáucaso.
La magnitud del movimiento guerrillero encabezado por Andréi Shkuró llegó a ser tal, que este proceso le llamaban la “shkurización”, principalmente por representar ideales comprensibles y compartidos por la mayoría cosaca – Fe, Libertad y Lealtad a la Patria.
La naturaleza talentosa y aventurera del coronel Andréi Shkuró podría ser reflejada en un episodio de la Guerra Civil Rusa.
Al mismo tiempo, recibe peticiones populares para ser candidato a Atamán – comandante supremo cosaco.
Conociendo la realidad y tendencia que reinaba en La Rada (Parlamento cosaco de Kuban) - abiertamente nacionalista e independentista, lo cual él no compartía -, Shkuró rechazó la propuesta, excusándose con su limitada experiencia en política.
En esta evacuación se salvan también los estandartes de combate de los regimientos bajo su mando, posteriormente guardados (hasta nuestros días) en el museo fundado por cosacos en el exilio en Nueva Jersey, Estados Unidos.
En esta época, como muchos otros comandantes en el exilio, escribe un libro – “Anotaciones del Guerrillero Blanco”.
Para el sur del país, esta línea férrea tuvo gran importancia económica y estratégica ya que unía a la llamada Serbia Vieja con otras provincias.
Además, todos estos proyectos personalmente para Andréi Shkuró eran extremadamente importantes, ya que permitían encontrar y dar empleo e ingresos a los miles de emigrantes cosacos y rusos que se encontraban en condiciones económicas muy difíciles.
Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, el general Shkuró cumplió 53 años, sin embargo, mantiene buena salud y buen ánimo, sobre todo referente a las posibilidades de regresar algún día a Kuban, su tierra patria.
Para aquel entonces ya era ocupada Polonia, Dinamarca, Noruega, Luxemburgo, Francia, Grecia y Yugoslavia (en abril de 1941).
Finalmente, animado por el entonces respetado anciano cosaco del Don de 72 años, ex Atamán de Cosacos del Don, el general de caballería Piotr Krasnov, comparte la idea que para vencer al comunismo que trajo todas las desgracias imaginables a su pueblo, no hay que regatear en medios.
Los generales alemanes no veían con buenos ojos la posibilidad de entregar armas a las unidades extranjeras que en cualquier momento podrían convertirse en defensores patrios contra las fuerzas de ocupación, una vez en el territorio soviético.
Finalmente, en 1943, después de la derrota del Ejército Alemán en Stalingrado, se autorizó y patrocinó a las formaciones cosacas.
Meses después, en la primavera del año 1945, ya era inminente la derrota final de los nazis en la II Guerra Mundial.
Entre los entregados también se encontraban los líderes cosacos Andréi Shkuró, Piotr Krasnov y muchos otros.