Un andabata (plural en latín: andabatae)[1] era un gladiador de la Antigua Roma que luchaba a ciegas (no existen fuentes conocidas que indiquen si los luchadores llevaban los ojos vendados o eran ciegos).
[3] La palabra andabata es rara en las fuentes clásicas y de dudosa etimología.
Los andabatae eran en su mayoría criminales arrojados a la arena por sus fechorías, y no solían tener entrenamiento ni experiencia con la espada.
Cicerón se refería en broma al andabata en una carta a su amigo Cayo Trebacio Testa, que estaba destinado en la Galia.
El pasaje asocia al andabata con los essedarii, luchadores de carros.