[3] Grandes áreas del país, tales como Somalilandia, Puntlandia y Galmudug, son regiones autónomas que aún no han sido reconocidas internacionalmente.
Las demás áreas, que incluyen a la capital Mogadiscio, han sido divididas en territorios más pequeños gobernados por caciques rivales.
[3] El analista anarcocapitalista Benjamin Powell afirma que la ausencia de estado ha llevado a más orden y menos caos del que había en el estado anterior,[4] y el economista liberal Alex Tabarrok ha sostenido que Somalia, en su período sin estado, provee un "testimonio único de la teoría de la anarquía", en algunos aspectos cercano a lo expuesto por los anarcocapitalistas David D. Friedman y Murray Rothbard,[5] aunque esta afirmación es debatida por varios anarquistas, tanto desde el propio anarcocapitalismo (como lo ha expuesto Walter Block)[6][7][8] como desde el anarcocomunismo,[9] quienes afirman que este suceso no es anarquía sino solamente caos resultante de una inequitativa distribución de poder y la intervención de países vecinos y naciones desarrolladas como los Estados Unidos.
Mientras que algunas zonas urbanas, tales como Mogadiscio, tenían fuerzas de policía privadas, muchos somalíes volvieron simplemente a las tradicionales estructuras legales basadas en clanes para la resolución local de gobierno y sus conflictos.
Dicha tradición jurídica se conoce como "Xeer" y tiene su origen en las sociedades tribales que imperaban en la región antes de la llegada del Islam.
Dicho sistema permitió que, tras la caída del gobierno y el orden estatal en Somalia, se pudiese imponer un cierto orden basado en la figura de los juristas o jueces, que actuan como mediadores entre las partes en conflicto y los ciudadanos.
Desde el hundimiento del gobierno central, la mayor parte del sistema legislativo y de las instituciones educativas y servicios sociales pasaron a estar bajo el control de instituciones religiosas, que a su vez recibieron a menudo financiación y ayuda significativas de organizaciones caritativas internacionales.