Es descrita como una “mujer de temple varonil, intrigante y metida en política”.
Su oposición al golpe de Estado de Braulio Carrillo, en 1838, que derrocó al Presidente electo Manuel Aguilar Chacón, “y por ello, junto con su esposo, sufrió destierro ordenado por su coterráneo Braulio Carrillo, con quien mantenían diferencias irreconciliables” y, “otra faceta importante de doña Anacleta, fue como un soldado más, luchó contra los filibusteros en la guerra del 56, guerra en la cual murió su hijo mayor”.
[7] Y es ahí mismo cuando al mismo tiempo que Morazán era fusilado en San José, un día después de su apresamiento, “doña Anacleta y otros partidarios del general Morazán, musitaba una oración por el caudillo que moría”.
Así que tengan paciencia y, si no se puede en el hospital, pues los ayudaremos a curarse en la casa.
[12] Además de su participación política, Ana “se distinguió por su filantropía y su bondad con los desvalidos, especialmente con las niñas huérfanas por las que construyó un centro de atención, el primero que con ese fin se recuerda en Costa Rica”.
[13] Manuel de Jesús Jiménez describe como sus “eximias virtudes perennemente proclaman los setenta enfermos asilados hoy en el Hospital que ella fundó, y las doscientas niñas que recibieron instrucción en el santuoso edificio escolar que ella costeó"[4] Fue ella una de las primeras propietarias de lo que hoy es Cachí, Paraíso, sobresaliendo una catarata y una poza que empezó a ser conocida desde inicios del siglo XX como la “Poza de doña Ana”, hoy dentro del hotel y restaurante ecológico "Quelitales", A su vez, un centro de recreación en la misma zona lleva su nombre.