Ana de Pedruja Rebolledo, que tomó el nombre de Ana de San Agustín (Valladolid, 1555-Villanueva de la Jara, 1624) fue una religiosa carmelita descalza española, mística y fundadora, declarada venerable por el papa Pío VI.
A los cuatro de años de su muerte se inició el proceso de beatificación y en 1776 el papa Pío VI la declaró venerable.
Como sucede en otros casos semejantes de místicas y visionarias, Ana de San Agustín escribió su biografía por orden primero del provincial fray José de Jesús María y más tarde de fray Alonso de Jesús María, general de la Orden del Carmen, o, mejor, se la dictó a la madre Antonia de Jesús en 1606 y 1609, biografía de la que corrieron copias manuscritas con la firma autógrafa de Antonia de Jesús y la copia de la carta del general.
[2] Si no llegó a ver la luz en vida de la biografiada y aún muchos años después, pudiera deberse, como en el caso de Hipólita de Jesús, a la actitud más recelosa y precavida frente a la mística que se había extendido en círculos eclesiásticos en las primeras décadas del siglo XVII, por temor a caer en alumbradismo,[3] pero tampoco cabe ignorar, en cuanto a su valor literario, la confesión de la propia Ana de San Agustín y su reconocimiento de que había recibido el mandato sujeto al voto de obediencia de referir sus visiones a la hermana Antonia de Jesús, «para que lo pusiese en metro porque no tenía yo habilidad para hacerlo».
[4] Alejado de la retórica barroca, su estilo cercano a la oralidad, resulta así coloquial y directo, apoyándose en comparaciones y ejemplos tomados de la realidad inmediata para describir lo inefable de la experiencia mística cuando no encuentra palabras para hacerlo.