Ana María Romero se educó en el Colegio Sagrados Corazones en la ciudad de La Paz y en el Irlandés Católico durante la temporada que habitó en Cochabamba, cuando su padre estaba en el exilio.
[3] Su matrimonio y su maternidad posterior no le impidieron completar sus estudios universitarios, desarrollar una notoria trayectoria en el periodismo y destacarse en la vida pública, en tiempos en los que estas actividades de dominio masculino en Bolivia.
Ana María Romero fue una lectora precoz en la gran biblioteca de su familia paterna, en la que no sólo se interesó por la literatura sino por la política y la filosofía, lo cual definiría después su inclinación hacia el periodismo, al que ingresó cuando tenía ya dos hijos, alentada por el clima doméstico y por su tío, el abogado y periodista Carlos Romero Álvarez-García.
Obtuvo el título de licenciada en Comunicación social en la Universidad Católica Boliviana en 1976.
Trabajó como reportera, columnista y corresponsal internacional de prensa tanto en Bolivia como en las misiones que le tocó cumplir en el exterior.
El año 1998 le fue conferido el “Premio Nacional de Periodismo por una labor ejercida con reconocida ética y excelencia profesional”.
Asimismo, participó en el consejo editorial del Semanario Pulso, que entonces era dirigido por el renombrado periodista Jorge Canelas Sáenz.
Entre las agencias y medios nacionales e internacionales en los que trabajó, se cuentan: las revistas TIME (EE. UU.)
Asimismo, su figura adquirió una gran trascendencia pública al dotar al Defensor del Pueblo de un rol de mediación en los numerosos conflictos sociales y políticos que atravesaba el país.
Convertida en una figura respetada pero a la vez temida por el espectro político, su continuidad en el cargo de Defensora del Pueblo comenzó a ser cuestionada por un sector del partido Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) con representación en el Congreso.
El año 2003, Ana María Romero cumplió su mandato constitucional como Defensora del Pueblo, actuación que le mereció numerosas distinciones nacionales e internacionales.
Ana María Romero fue una activa defensora de la democracia y los derechos humanos en su país.
Padre e hija se reunieron en la función pública, en la que Gonzalo Romero tuvo actuación destacada, como autor intelectual y principal impulsor de la resolución de la OEA de 1979, que instó a Chile a otorgar una salida soberana y útil a Bolivia al Océano Pacífico.
Tal situación, la motivó a explicar públicamente sus razones a través de una carta abierta, en la que expresaba lo siguiente: En enero de 2010, la naciente Asamblea Legislativa la eligió por unanimidad como Presidenta del Senado, cargo en el que ella se había propuesto actuar como un puente de comunicación y consenso entre los diversos sectores del país polarizado.