También participó en los semanarios humorísticos El tocador de señoras, Dominguito, El fóforo (sic), La sápara panda, La pava macha y El infarto.
Además colaboró en las revistas El gallo pelón, Cascabel, Elite, Momento y Semana.
Entre 1955 y 1991 fue columnista del diario El Nacional, en el que mantuvo sus columnas Aquí hace calor, con sus incisivos artículos de opinión sobre la cotidianidad criolla, y Puerta de Caracas, donde inmortalizó sus crónicas sobre la capital venezolana.
Su humor mordaz, que desnudaba a políticos y funcionarios públicos, le valió muchas querellas.
Luis Britto García, describió que su obra "concilió erudición con gracia, ternura con acidez, compromiso con libertad de conciencia, densidad con levedad, altura con profundidad".