La policía local logró enterarse tempranamente del motín, y concretó allanamientos que tuvieron como resultado algunos enfrentamientos de armas.
Ambrosio Olmos, que apoyaba la conspiración, fue apresado más tarde aunque duró pocos días su detención.
Ambrosio Olmos comenzó en el Fortín Achiras al instalar un pequeño comercio o pulpería, y con los años se transformó en acaudalado vecino de Río Cuarto.
Al poder económico Olmos añadió el político, por lo que desempeñó varios cargos municipales en Río Cuarto en 1868, 1869, 1876, 1877, 1878, 1880 y 1881.
Roca, al doctor Miguel Juárez Celman y a sus allegados, dado que en aquel entonces Río Cuarto era un auténtico semillero de dirigentes.
Olmos, que había logrado acumular una colosal fortuna por propios medios, no podía carecer de iniciativas, creatividad, artimañas ni artilugios para desempeñar el cargo.
Posteriormente, Ambrosio Olmos se radicó en Buenos Aires, desde donde continuó administrando su enorme fortuna personal en comercios, estancias y ganados.
Su joven esposa supo honrar su memoria, concretando por su gran devoción católica numerosas obras de caridad.