Amala y Kamala

Dijo que había escrito sus observaciones en un «diario» (que consistía en hojas sueltas, algunas fechadas y otras sin fecha) durante casi diez años ―que, si hubiera sido cierto, hubiera representado uno de los mejores esfuerzos documentados para observar y rehabilitar a niños salvajes―.

Según Singh, las niñas dormían juntas acurrucadas como animales, tenían un olfato que les permitía oler los huevos a kilómetros, aullaban como medio de comunicación, necesitaban estar con lobos para comer bien, comían solo carne cruda, tenían hábitos nocturnos, si las vestían se quitaban las ropas a mordiscos, durante la noche tenían una perfecta visión nocturna, y tenían serias dificultades para aprender a hablar y caminar erguidas.

Años más tarde, el médico a cargo del orfanato desmintió las afirmaciones de Singh: las niñas no habían tenido ninguna de las anomalías que había inventado Singh.

La mayoría de los científicos consideran que Amala y Kamala fueron niñas [autistas] con defectos congénitos.

Obtuvo acceso a fuentes y archivos anteriormente desconocidos: