En ese momento la miríada de deidades se dispuso a reír y Takamagahara tembló.
En la destrucción de la hilandería sagrada, Susanō había lanzado el caballo despellejado sobre la propia Amaterasu, causándole heridas.
Estas diferencias podrían justificar la repentina ira de la diosa y su posterior reclusión a Ama-no-Iwato.
La leyenda del suceso de Ama-no-Iwato no ha podido ser certificado con hechos históricos.
Sin embargo, en Japón existen lugares tradicionales que reclaman ser sitio del suceso: