Al alcanzar la madurez sexual pueden dejar su grupo para unirse a otros.
Se alimentan de frutos, tallos y hojas que les aportan suficiente energía.
El carayá negro es centinela epidemiológico por su sensibilidad al virus de la fiebre amarilla.
Se le ve en parejas y grupos que cuentan hasta con 19 de ellos.
Sus amenazas son la tala de árboles, los incendios forestales, la caza furtiva por deporte, el tráfico ilegal para el mascotismo y los atropellamientos.
aproximadamente para la rehabilitación de ejemplares rescatados del mascotismo, accidentes y cautiverio.