[15] Dos años después publicó, junto a Manuel Nieto-Sampedro, un artículo en la revista Experimental Neurology; en él demostraban que introducir esas células en la médula espinal permitía regenerar axones de nervios periféricos lesionados en su interior.
[17] En 2006 demostró, junto con el doctor Juan Moliner, que en un mono con lesión medular completa, la señal nerviosa pasaba a través de la zona dañada si se trasplantaban células glía envolventes olfatorias antes en la médula.
Ese mismo año probó que se podían obtener células del bulbo olfatorio del animal enfermo, y por tanto no era necesaria su modificación genética.
En 2011 comunicaba en Experimental Neurology que todo estaba dispuesto para aplicar la terapia en personas.
[20] En 2012 los doctores Geoffrey Raisman y Pawel Tabakow aplicaron por primera vez el tratamiento de Almudena Ramón a un bombero polaco, lesionado medular paralizado de cintura para abajo, consiguiendo que el paciente volviera a andar.
[31] Su trabajo también ha despertado desconfianza entre algunos miembros de la comunidad científica, como Manuel Nieto Sampedro, que le achacaba falta de ética y consideraba una osadía intentar la terapia con humanos cuando no había obtenido resultados con monos.