Los ejemplares juveniles pueden tener algunas de las escamas características que presentan las conchas del género, pero las pierden al crecer.
Esto les proporciona entre el 75 y el 90 % de sus necesidades alimenticias, por este motivo necesitan imperiosamente la luz.
El resto lo obtienen atrapando plancton microscópico y materia orgánica disuelta en el agua, mediante sus branquias, o ctenidia.
[7] Son animales protándricos,[8] que nacen todos machos, pero después del año se convierten en hermafroditas simultáneos.
Posteriormente evolucionan a un estado planctónico en el que las larvas, conocidas como velígeras, habitan el océano abierto durante una semana, antes de fijarse en el sustrato.
[12] T. gigas es una especie popular como alimento, el músculo abductor es considerado una delicia, y se comercializa también por sus conchas.
Desde 2003, la comercialización en la mayoría de los países supone una preocupación menor, dado el que la venta media anual no supera los cien ejemplares.