[3] En su adolescencia, trabajo como maestra de baile en una academia, a la que asistió la actriz argentina Libertad Lamarque, quien se convirtió en su alumna porque se encontraba en México filmando una película para la que debía aprender a bailar; en 1946, Lamarque se percató de sus aptitudes para la actuación, por lo que la recomendó con el director de cine mexicano Miguel Zacarías.
Tras debutar como actriz juvenil en la antedicha cinta, Miguel rápidamente la integró a otro de sus proyectos, La vorágine (abismos de amor), una adaptación cinematográfica de la novela homónima del autor colombiano José Eustasio Rivera;[4] sin embargo, para su introducción formal al cine con dicho largometraje, el director le pidió adoptar un nombre artístico, por lo que decidió bautizarse a sí misma como Alicia Caro, Alicia en honor a su personaje en La vorágine, y Caro, como tributo a Miguel Antonio Caro, un expresidente de Colombia.
[1] Posteriormente, prosiguió con su carrera profesional como actriz, y de esta manera, sus filmes más importantes realizados durante la Época de Oro desde 1949 hasta su finalización en 1956, incluyeron, Allá en el Rancho Grande (1949), Dos pesos dejada (1949), El charro del Cristo (1949), Una canción a la virgen (1949), Lluvia roja (1950), Muchachas de uniforme (1951), La hija del engaño (1951), El ceniciento (1952), Chucho el remendado (1952), Rostros olvidados (1952), Prisionera del recuerdo (1952), y Los Fernández de Peralvillo (1954).
[3] Los dos iniciaron un breve noviazgo, y al poco tiempo, contrajeron matrimonio el mismo año.
[9] Tras la conclusión de esta última cinta, se retiró por un tiempo, hasta que en 1986, volvió para filmar Macho y hembras, lanzada en 1987.