Estudió en el célebre Colegio de la Trinidad, en Lyon, donde mostró disposiciones para la ciencia y la virtud.
A la muerte de Estanislao I, Lorena pasó al régimen francés y los jesuitas debieron dejar este refugio.
Pero conocido en la corte de Viena por sus predicaciones en Adviento y Cuaresma, la emperatriz María Teresa intentó retenerlo.
Se dijo que grandes escritores, como Juan Jacobo Rousseau, d’Alambert y Denis Diderot, fueron a escucharlo.
La postura del Padre Lanfant acerca de la Constitución Civil del clero fue nítida e inmutable: más vale la pobreza total o la muerte que prestar el “juramento impío”.
341 Y precisamente, para evitar ese juramento, él rehusó predicar la Cuaresma de 1791 ante la Corte del rey.
Para ayudar mejor a los cristianos que seguían fieles a la Iglesia, el Padre Lanfant decidió quedarse en París, aunque cambiaba con frecuencia de domicilio y de disfraz.
A su sobrina, la señora de Saint Ouen, le escribe: “Te envío dos imágenes del Corazón de Jesús, una para ti y la otra para tu esposo.
La devoción al Corazón de Jesús hace grandes progresos.” “Ustedes no se imaginan qué estratagemas utilizan los sacerdotes para administrar los sacramentos.
Y conservó esta esperanza hasta la víspera de su arresto definitivo.
Uno de ellos, el Presbítero Amado Guillon, hizo una seria averiguación sobre la muerte del Padre Lanfant.
Se ignora el número de muertos, y algunos dicen llegar a siete mil.
Ha habido muchas cabezas cortadas y gran multitud de ladrones colgados.
“Un día”, cuenta el futuro regicida Monnel, “yo tenía que hacer empastar unos libros y fui a la casa de Leriche en la calle Vieille-Monnaie, sin hacerme avisar, y en su taller encontré a un hombre vestido de negro, cuyos rasgos me eran conocidos.
Otros estaban encerrados en el antiguo Refectorio de los monjes, en la Sala Capitular, o en los Talleres.
Una fue el Abate Monnel que lo había reconocido en casa del encuadernador, y la otra fue este mismo, su arrendador.
El abate de Rastignac murió esa misma mañana hacia las once horas.
Sin embargo, desde la calle fue arrastrado por un grupo de revolucionarios nuevamente hasta la Abadía.