Alejandro Topete del Valle

Sus padres fueron el doctor Zacarías Topete López y Dolores del Valle Azuela.

Doña Paulita se quedó aquí con su tío, y don Zacarías grande y el hijo, junto con el compadre, se dirigieron a México a la programada visita.

Después, para estudiar el segundo año en que se cerraron las escuelas ya que había un gran desorden a causa de la Revolución, se fue a estudiar a la Escuela de Don Eugenio Alcalá, en donde la Directora interina era Doña Francisca Ruiz Esparza y su maestra Doña Libradita López Velarde; contaba él que un día le puso un castigo, el hacer una cruz en el suelo con la lengua, tal vez por haber dicho una mala palabra como lo suelen hacer los chicos de la edad que repiten las cosas sin saber que significan.

El tercer año ya abiertas las instituciones, regresó a la escuela de Rivero y Gutiérrez siendo su maestra Doña María de las Mercedes Chávez, (quien después fue su comadre) y se acuerda de algunos de sus compañeros entre ellos a : Roberto Delahanty, Gustavo “ el Chato “ Leal, de Carlos Aguilar etc. Para estudiar el cuarto año lo hace en la misma Escuela donde volvió a ser su maestra Doña Fermina Reyes Barrientos; inclusive me comentaba que guardó la lista de sus compañeros y la fotografía del grupo donde aparece con el director quien era un hombre sumamente enérgico: Don Epifanio Aguilar que había sido militar de la segunda reserva pero que no obstante su severidad y autoridad de este hombre, mi papá era uno de sus consentidos ya que este señor era muy avezado en cosas de química y le gustaba andar por todos los salones haciendo los experimentos, procuraba a mi papá para que le llevara los frascos, los matraces y las probetas y le decía: “ándale Topete tráeme estas cosas y estas otras”; además porque mi abuelo Zacarías le tenía mucha estimación ya que le mandaba unas modestas despensas porque los sueldos eran muy raquíticos en la época de la Revolución ya que todo estaba muy escaso y tal vez por eso le guardaba muchas consideraciones.

Después, el 5° y el 6° año los cursó en la escuela Melquiades Moreno que estaba atrás del Camarín de San Diego y que fungía como un anexo de la Escuela de Artes y Oficios ( lo que hoy es el Mercado Morelos) con Doña María de las Mercedes León quien era una maestra muy buena y muy enérgica; él recordaba que hasta tenía bigote, y que en una ocasión le impuso un castigo por parodear “el chin, chún chán“ de José F. Elizondo a su compañero Francisco Cuéllar hijo de Don Francisco S. Cuéllar que la daba por ser poeta y autor del “Album de Cuca” (Cuca era su esposa); esta maestra lo puso 15 días parado en un rincón, pero un día les puso un problema matemático de un tren que salía de Zacatecas y otro que salía de Aguascalientes en direcciones contrarias y con diferente velocidad y la cuestión era que en cual kilómetro se deberían de encontrar, cosa que él resolvió con una regla de tres y se lo llevó a la maestra, lo pasó al pizarrón para que les dijera a sus compañeros cómo lo había resuelto y en premio le levantó el castigo y luego fue ya a ocupar su lugar.

Aunque Mauricio Magdaleno no fue su compañero, ya que iba un año anterior, llevó mucha amistad con él.

También me comentaba que sus compañeros le decían Alejo y una de sus maestras le decía “chaleco” por Alejo y que un día mientras que estaban haciendo unos dibujos la maestra le dijo: “ándale chaleco léeles a tus compañeros unos cuentos de Salgari”, estas lecturas que acostumbraban eran “Las Panteras de Argel” y “El Filtro de los Califas”y que una de las veces se le acercó uno de sus compañeros que era bizco y le dijo: “oye Topete que tanto queres por el fieltro de los Califas” y él le comentó que tenía que venderle los dos tomos ya que uno era la continuación del otro y que no se llamaba Fieltro, se llamaba Filtro.. y él le replicó “pos es que me gustó o cámbiamelo por algo”, ya que también el intercambio de cosas era muy común entre los compañeros, como canicas, reglas, lápices etc. De los juegos en la escuela eran muy acostumbrados el de la “obliga” o burro castigado en donde uno se agacha y todos los demás le van diciendo una serie de cosas y en los recreos se jugaba a la roña o con su maestro de deportes practicaban el béisbol o el basquetbol, pero este último nunca le gustó porque daban muchos empellones y mejor se retiró.

Su papá tenía una huerta en la cuarta calle de “Santa Bárbara” hoy de Emiliano Zapata donde a él y a sus hermanos junto con los amigos les encantaba ir a jugar ahí y que el día que entró Obregón a la ciudad un 10 de julio de 1915 estando en la huerta fue por ellos “el joto Luis” cuando comenzaron las ametralladoras en todo su fragor por el rumbo de La Merced, Luis fue por ellos para llevárselos hasta su casa que se encontraba a cuatro cuadras y que seguramente a este personaje le daba mucho gusto el ruido de las descargas porque se soltó cantando.

Cuando él tenía 17 años, por el año de 1925 muere su padre de una afección pulmonar y se tiene que salir de estudiar y ponerse a trabajar tal vez sintiendo la responsabilidad por ser el hijo mayor varón que quedaba y por azares del destino llevó amistad con Carlos Salas López quien seguramente viendo su afición por la historia le recomienda a mi papá que lea unos libros entre ellos el de Agustín R. González que era el libro que se leía de la historia local.