Murió a la edad de 87 (o 74) años, cuando se hallaba sentado conversando con sus hermanos en Colonia.Antes había mandado construir su propia tumba, ante la que cada día rezaba el oficio de difuntos.En 1872 y en 1927, los obispos alemanes pidieron a la Santa Sede su canonización, pero sin éxito.Estos mostraron sus hábitos prolíficos y su conocimiento enciclopédico de temas como lógica, teología, botánica, geografía, astronomía, astrología, mineralogía, alquimia, zoología, fisiología, frenología, justicia, derecho, amistad y amor.La mayoría del conocimiento moderno de Aristóteles fue preservado y presentado por Alberto.Alberto creía que el enfoque de Aristóteles a la filosofía natural no representaba ningún obstáculo para el desarrollo de una visión filosófica cristiana del orden natural.[7] Además, Alberto también inventó efectivamente ciencias especiales enteras, donde Aristóteles no ha cubierto un tema.[9] En los siglos posteriores a su muerte surgieron muchas historias sobre Alberto como alquimista y mago."Gran parte de la confusión moderna surge del hecho de que trabajos más tardíos, particularmente los Secreta Alberti o Experimenta Alberti, fueron falsamente atribuidas a Alberto para aumentar el prestigio del texto.[14][15] Creía que las piedras tenían propiedades ocultas, como afirmó en su trabajo De mineralibus.Alberto estaba profundamente interesado en la astronomía, como lo han articulado académicos como Paola Zambelli[17] y Scott Hendrix.[18] A lo largo de la edad media –Y bien en el período moderno temprano– la astrología fue ampliamente aceptada por científicos e intelectuales que sostenían la opinión de que la vida en la tierra es efectivamente un microcosmos dentro del macrocosmos (este último es el cosmos mismo).Con esta visión del mundo, parecía razonable afirmar que la astrología podría usarse para predecir el futuro probable de un ser humano.Escribió extensamente sobre las proporciones en la música, y sobre los tres niveles subjetivos diferentes en los que el canto llano podía trabajar en el alma humana: purgar lo impuro; iluminación que conduce a la contemplación; y la nutrición a través de la contemplación.Alberto coloca a Dios como el pináculo de la justicia y la ley natural.Hasta su época, fue el único trabajo específicamente dedicado a la ley natural escrito por un teólogo o filósofo.[23] Alberto llama a esta armonía, consensio, un cierto tipo de movimiento dentro del espíritu humano.Alberto relata el contenido metafísico inherente entre la amistad y la bondad moral.