No sería hasta el año 2000 cuando cambiase definitivamente de disciplina, para correr la Copa Renault Clio, en la cual se alzó con el triunfo ese mismo primer año, frente a pilotos con experiencia en los rallyes como José Piñón o Miguel Martínez-Conde.
Al año siguiente, finalizaría como subcampeón tras una férrea lucha con Daniel Sordo, quien se proclamaría campeón en una polémica edición del Príncipe de Asturias.
En el último tramo del año tendría que abandonar, por avería mecánica, a pocos kilómetros de la llegada, cuando ya acariciaba el título tras su dura pugna con Miguel Fuster, piloto oficial Fiat, a bordo de un Fiat Grande Punto S2000.
Sus resultados fueron bastante buenos, logrando algunas destacadas posiciones finales en la clasificación scratch de algunas pruebas y ningún abandono.
En su siguiente participación, en el Rally Costa Brava, terminaría segundo tras el piloto noruego Andreas Mikkelsen.
La siguiente prueba se trataba del Rallye de Cantabria, en el cual Alberto tuvo mala suerte y se vio obligado a abandonar debido a un problema eléctrico en su Skoda, pero tras la decepción de Cantabria, vendría su mayor éxito de la temporada hasta el momento, proclamándose vencedor de la 46.ª edición del Rally Rías Baixas demostrando un pilotaje sobrio y arriesgando en los momentos clave, y le siguieron en el pódium el gallego Alberto Meira (Mitsubishi Lancer) y Miguel Fuster (Porsche 911) que protagonizó una gran remontada.
En el Rally Sierra Morena, con el título ya en el bolsillo, tuvo un fuerte accidente con su Škoda Fabia S2000 que lo obligó a abandonar la prueba.