Ésta se apresuró a escribirle una carta su padre Francisco I de Austria y II de Sacro Imperio Romano Germánico, en la que le contaba cómo era el joven y que se casarían en dos años aproximadamente.
Éste se dedicó a la poesía y al trabajo filantrópico, con una alta idea de patriotismo.
[2][3] Albertina siempre había estado muy unida a su madre hasta el día de su muerte.
[4] Este palacio tenía unas 365 habitaciones que a finales del siglo XIX donaron para una institución de educación femenina.
[5] Se cree que Albertina fue enterrada en la abadía de San Juan Evangelista ubicada en Parma.