Albert von Le Coq
Allí estudió también Medicina (lo que le resultaría útil en más de una ocasión).dirigió primero a San Petersburgo, donde el gobierno del zar Nicolás les concedió los permisos necesarios para atravesar Siberia y el Turquestán ruso.El viaje fue problemático debido a las dificultades para transportar casi una tonelada de equipaje.Llegados a Turfán, el pueblo les dispensó una grata bienvendida, debido al buen recuerdo dejado por la expedición de Günwedel del año anterior.Según Le Coq, las figuras con ojos azules, pelo rojo y espadas cruciformes que vio en los frescos conservados en el Turquestán le recordaban al arte franco: «Tanto más asombrosas son las representaciones de hombres pelirrojos y de ojos azules con caras de pronunciados rasgos europeos.En total reunieron una inmensa colección de artefactos, pinturas y manuscritos, que ocuparon 103 cajas.Viendo que los rusos no tenían medios para llevarse los murales, les cedieron graciosamente los yacimientos, y se dirigieron a Kyzil, zona mucho más rica.Le Coq perdió a su único hijo en la Primera Guerra Mundial, y la hiperinflación lo dejó en la ruina.