Asher Zvi Hirsch Ginsberg, más conocido como Ajad Ha'am (hebreo: אחד העם), nació en 1856 cerca de Kiev, Ucrania, y murió en 1927 en la Palestina británica.
Cuando publicó su primer ensayo, utilizó el seudónimo literario Ajad Ha'am (uno del pueblo) con el que es conocido hasta hoy.
En ese ensayo, que se remonta a 1889, dijo claramente: Lo Zé Hadérej ("No es éste el camino"); más asentamientos sin una gran tarea educativa previa llevaría al colapso de la actividad colonizadora del Sionismo.
Dado que Ajad Ha'am no creía que Palestina pudiera dar cabida a toda la judería mundial, un Estado judío allí no solucionaría, en su opinión, el problema del estatus económico y social de los judíos.
Es sin duda la idea de Eretz Israel como el centro espiritual del pueblo judío.
En un plano pragmático Ajad Ha'am fue más realista que Herzl, criticando los elementos utópicos de sus propuestas como la fe ciega en las negociaciones diplomáticas, la ignorancia del problema árabe y el hincapié absoluto en el antisemitismo como problema fundamental o eje central de la denominada "cuestión judía" (Judenfrage).
Herzl era un intelectual identificado con la cultura alemana, sumergido en un proceso de asimilación y alejado de las raíces judías, si bien recibió una educación judía básica en su infancia en Budapest, que se puede catalogar como reformista.
Pero por sobre todo primaron las desavenencias ideológicas: Ajad Ha'am no aceptaba la premisa central del Congreso de organizar un movimiento nacional centrado en la meta política, dejando en un plano secundario al problema espiritual.
No es casual, por lo tanto, que las críticas incipientes de Ajad Ha'am contra Herzl, publicadas en su prestigioso periódico hebreo Hashiloaj, se multiplicaron después del congreso de Basilea (la mejor biografía e investigación sobre Ajad Ha'am, en la cual hay una importante reseña del enfrentamiento con Herzl, es Joseph Goldstein, Ahad Ha'am, Biografía.
Al definir la cuestión judía como problema nacional y establecer que solamente será solucionado de acuerdo a las demandas del nacionalismo europeo de su época, Herzl adoptó una visión normalizadora.