Durante varios años fue platero, convirtiéndose más tarde en grabador y cincelador.
Estudió estas profesiones bajo las enseñanzas de J. Welker o del artista francés Lorenzo Gilbert y Saint-Aubin (según los autores).
Se estableció en su taller de joyería y platería, donde comenzó su profesión y trabajó hasta el año 1902.
Durante mucho tiempo estuvo bajo la protección del obispo Jacinto Vera.
Sin embargo, este lo abandonó tras enterarse de que había entrado en la masonería.