Agua y aceite
La mujer no logra reponerse de la pérdida, y además se siente culpable porque ella era quien conducía el automóvil aquella noche fatal.Sufre constantes pesadillas y desde aquel día no ha vuelto a trabajar como reportera de televisión; prefiere refugiarse en un pequeño negocio propio y dedicarse a su hija, Mariana, de dieciséis años.Su mujer lo abandonó muchos años atrás cuando le diagnosticaron autismo al hijo menor de ambos.Desde su primer encuentro, la química entre Julieta y Ernesto es dinamita pura; los se atraen profunda e inevitablemente, como los polos opuestos de un imán.Siempre que alguien o algo amenaza el programa, Julieta y Ernesto luchan juntos.