México se encuentra entre los países que registran un alto riesgo por la mala calidad del agua debido al nitrógeno empleado con fertilizante agrícola, a los altos niveles de salinidad hídrica y al deterioro ambiental de acuíferos, ríos y lagos, reporta el más reciente informe del Banco Mundial (BM).
[6] El censo del año 2000 indica que el 55% de las familias mexicanas con acceso a agua entubada recibe el servicio en forma intermitente.
En 2006, la mayor parte de agua (el 76.8%) se usó para actividades agrícolas, mientras que solo el 13.9% se asignó al abastecimiento público y lo demás a termoeléctricas (5.4%) y a la industria autoabastecida (3.8%).
Instalaciones de plantas necesarias para tratar el agua y hacerla llegar al consumidor.
En algunos casos, las agencias estatales proporcionan los servicios de agua y saneamiento directamente.
La estrategia sectorial del gobierno federal se concentra en proporcionar subsidios a la inversión para los proveedores de servicios mediante una variedad de programas destinados a mejorar la cobertura y la eficiencia.
[9] El sector, en su conjunto, no logra generar suficientes ingresos como para cubrir todos los costos.
[12] Según la CONAGUA, se invirtieron US$ 1.4 mil millones (14.7 mil millones de pesos mexicanos[13]), que son US$ 13 per cápita en el sector urbano de agua potable y saneamiento en 2006.
La inversión promedia per cápita entre 1997 y 2003 en México es más alta que en Costa Rica, Ecuador y Honduras, pero otros países mayores de América Latina como Colombia o Argentina gastaron más en el sector.
El consumo personal, es decir, agua para beber, lavarse los dientes, bañarse y utilizar el inodoro, sólo representa 10% del uso anual.En cambio, la industria utiliza más de 14% del recurso, la agricultura y la ganadería emplean 70%.