Ya adolescente, se hizo amigo de otro sacerdote del rito palo mayombe, quien le enseñó las habilidades necesarias para acabar siendo un narcotraficante y estafador en una carrera "encaminada hacia la maldad".
Apuesto y bisexual, sus amigos de Miami le consiguieron trabajo como modelo en México.
Al contrario que otras religiones, los cultos sincréticos afroamericanos (santería, palo, umbanda, etc.) no requieren lugar de culto, celebrándose este en el domicilio particular del oficiante.
Estas víctimas cayeron junto con los rivales del culto y de las drogas.
Cuando la policía finalmente irrumpió, Constanzo y Quintana ya habían muerto.
Sara Aldrete se declaró inocente y una víctima de la situación.