Adelaida de Hohenlohe-Langenburg

Aunque los dos nunca se habían visto, las ventajas políticas para el emperador eran innegables, desde el punto de vista internacional podrían conllevar un acuerdo entre Francia y el Reino Unido, además de emparentar a los Bonaparte con una dinastía respetable.De hecho, la propuesta horrorizó a la reina Victoria e incomodó al príncipe consorte, que no quería dar una legitimidad pública al régimen político de Francia, además se consideraba que su duración sería corta.La corte británica mantuvo estricto silencio hacia la familia Hohenlohe durante las negociaciones del matrimonio, su propósito era manifestar el rechazo de la reina Victoria hacia la idea que Napoleón III llegase a ser su sobrino político.Sus padres, entendiendo el desinterés británico como una desaprobación, declinaron la oferta matrimonial francesa, dejando consternada a su joven hija de 16 años.Aun considerando que esta primera negativa pudo ser una estrategia de la familia Hohenlohe para obtener una posición más ventajosa con respecto a su hija, el hecho fue que Napoleón olvidó sus planes con la princesa Adelaida y dirigió su interés hacia la virtuosa condesa de Teba.