Todas las familias de adéfagos tienen glándulas pigidiales pares localizadas dorsalmente en la región posterior del abdomen que secretan productos químicos repelentes.
Las glándulas consisten en complejas invaginaciones de la cutícula con células epidérmicas contiguas al integumento.
Las glándulas no tienen conexión con el recto y se abren en el octavo tergito abdominal.
Este reservorio se estrecha formando un tubo que tiene una válvula de apertura.
Los lóbulos secretores difieren estructuralmente de un taxón a otro: pueden ser alargados, ovales, divididos basalmente, apicalmente, o no segmentados.
Otras menos típicas formas de alimentación incluye: algas (familia Haliplidae), semillas (Harpalinae), micofagia (Rhysodinae), caracoles (Licininae y Cychrinae).
Las larvas son activas, con cutícula bien quitinizada, frecuentemente con cercos largos y cinco patas segmentadas acabadas en dos uñas.
La diversificación a nivel de familia y tribu se produjo en el Mesozoico, con unas pocas tribus radiando explosivamente durante el Terciario.