Todos ellos fueron inconstitucionales e implicaron el ejercicio de facto del Poder Constituyente.
Así, las Fuerzas Armadas nombraron interinamente a Alberto Demicheli, quien desde 1974 y hasta ese entonces había sido el presidente del Consejo de Estado.
Entre sus cometidos, el nuevo organismo debía designar a los futuros presidentes del país.
El 1 de septiembre, Méndez asumió el cargo firmando el Acto Institucional Nº 4 (que Demicheli no había querido suscribir).
En entrevistas a medios de comunicación por su asunción, Méndez afirmó que los partidos tradicionales sólo podían "ser eliminados por la historia y no por ningún gobierno ni por ningún decreto" (como sí lo había planteado el depuesto dictador Juan María Bordaberry), pero que debían "ser depurados, regulados y reorganizados".