El núcleo excitado decae inmediatamente emitiendo rayos gamma, o partículas beta, alfa, productos de la fisión nuclear y neutrones (en los procesos de fisión nuclear).
La activación por neutrones es la única forma común de inducir que un material estable se vuelva intrínsecamente radiactivo.
Los rayos gamma de alta energía generados en la segunda reacción son las radiaciones más peligrosas asociadas con este proceso.
[3] La radiactividad residual se debe predominantemente a los oligoelementos presentes y, por lo tanto, la cantidad de radiactividad derivada de la activación del ciclotrón es minúscula, es decir, pCi/g o Bq/g.
En un arma atómica, los neutrones solo se generan durante de 1 a 50 microsegundos, pero en cantidades enormes.
La mayoría son absorbidos por la carcasa metálica de la bomba, que apenas comienza a verse afectada por la explosión en su interior.
Algunos materiales están más sujetos a la activación de neutrones que otros, por lo que un material de baja activación elegido adecuadamente puede reducir significativamente este problema (véase International Fusion Materials Irradiation Facility).
Muchos diseños de reactores nucleares contienen impurezas de gas nitrógeno en su combustible nuclear, en el agua refrigerante y debido a la activación neutrónica del oxígeno contenido en el agua misma.
Aunque la activación induce radiactividad en el objeto, su nivel suele ser bajo y su vida útil puede ser corta, por lo que sus efectos desaparecen pronto.
En este sentido, la activación neutrónica es un método de análisis no destructivo.