Un monte frutal equilibrado, con un buen manejo agronómico (poda, riego, nutrición, estado sanitario, cosecha oportuna de frutos, etc.), asegura una diferenciación floral óptima.
Sin embargo, la calidad de esa fruta suele no ser aceptada por el consumidor que exige, entre otros atributos, sanidad e inocuidad, buen tamaño, color y sabor.
La práctica del raleo disminuye los rendimientos totales, lo cual se compensa económicamente al mejorar la calidad de la fruta cosechada y evitar la alternancia en la producción.
Sin embargo, solo debe practicarse en aquellas en las cuales el aumento de tamaño del fruto sea compensado económicamente.
Luego, queda por determinar la forma en que se puede realizar: manual, mecánica o química.
Es necesario recordar que el raleo de frutos significa siempre una pérdida en la producción o en el rendimiento, expresado en kg por planta, pero se compensa con el mayor valor comercial que se logra con fruta de mejor calidad y/o precocidad en maduración.
En tales casos, se ajusta bien la carga mediante una poda más intensa y un mayor aporte nutricional, como prácticas culturales más efectivas para equilibrar la planta y asegurar la renovación del material productivo para la cosecha de la siguiente campaña.
En estas especies, un raleo más tardío no solo produce un efecto menor sobre el tamaño, sino que además compromete la inducción y diferenciación floral.
Esto sucede porque las giberelinas endógenas producidas por las múltiples semillas (2 óvulos por carpelo, que dan lugar a 10 semillas por fruto) de los excesivos frutos en crecimiento ejercen una acción inhibitoria sobre la inducción floral, promoviendo la vecería o alternancia de la producción.
La intensidad de raleo, es decir, cuántos frutos hay que eliminar es la otra decisión importante a enfrentar.
En otras ocasiones hay raleo excesivo o “sobre-raleo” cuando, al estar agrupados los frutos en ramilletes, se desprende completamente la totalidad del órgano reproductivo.
[6] Los altos costos y las dificultades operativas son los factores limitantes principales del raleo manual, sobre todo si es temprano.
El raleo mecánico consiste en vibrar la planta o varear sus ramas con el fin de desprender los frutos en exceso.
Si bien los frutos que presentan algún daño o detención del crecimiento (frutos débiles) caen por efecto de la vibración, junto con ellos también caen y muy fácilmente los más grandes que deberían quedar en el árbol si el raleo se hiciera selectivamente a mano.
Esta operación generalmente se hace temprano, durante la primera etapa de crecimiento, ayudando a definir las caídas naturales, y a los 5-10 días se ralea manualmente, eliminando aquellos frutos que hubieran quedado dañados por el vareo.
El dinitroortocresol (DNOC), producto de carácter cáustico, se utiliza durante la floración para desecar los estigmas floreales o el polen.
El viento puede actuar desecando rápidamente sobre la hoja la solución que contiene el producto, impidiendo finalmente su acción.