Dos más se encontraron en 1999 y nuevamente, no hubo heridos ni exposiciones significativas.
El paciente 3-MB recogió uno de los frascos e inmediatamente lo dejó caer, ya que estaba muy caliente.
El paciente 3-MB usó un alambre para recoger una de las fuentes y la cargó hasta un afloramiento rocoso que serviría como refugio.
El vómito se volvió severo y duró toda la noche, lo que llevó a un corto tiempo de descanso.
Al día siguiente, los pacientes 1-DN y 2-MG cargaron las fuentes sobre sus espaldas mientras colocaban leña en el vehículo.
Se sintieron extremadamente cansados en la mañana y solo cargaron la mitad de la leña que pensaban llevar.
Inmediatamente solicitaron consejo a la policía, quienes les sugirieron que los tres hombres busquen ayuda médica.
Los otros dos pacientes permanecieron en condición crítica, y el gobierno de Georgia solicitó ayuda a la OIEA para tratarlos.
Recibió la mayor dosis de exposición sobre su espalda, como así también daños a su corazón y otros órganos vitales.
Su condición se complicó por una tuberculosos, que impidió un tratamiento eficaz de su herida pulmonar.
[2] Las dosis localizadas, especialmente en los lugares donde los pacientes desarrollaron úlceras de radiación, podrían haber sido mucho mayores.
También se incluyen las dosis calculadas por el método Dolphin, que usa un detector sutilmente diferente.
El 29 de diciembre, intentaron nuevamente y pudieron dar con el lugar exacto, en el cual se grabó evidencia videográfica.
Se crearon herramientas especiales para manipular las fuentes y colocarlas dentro del contenedor.
Al final, solo se necesitaron 24 personas para manipular las fuentes, y solo esas 24 recibieron dosis significativas de radiación.
La OIEA también declaró que un mejor diseño de herramientas y una mayor cantidad de empleados que pudieran haber ayudado con las maniobras habrían hecho el proceso más veloz y seguro.
El reporte hizo hincapié en la importancia del conocimiento básico de las heridas por radiación en los médicos clínicos, y solicitó incrementar los programas para concientizar a los doctores sobre los signos de sobre-exposición a la radiación.
[1] Entre la caída de la Unión Soviética y el 2006, la OIEA recuperó unas 300 fuentes huérfanas en Georgia, muchas de ellas perdidas u olvidadas en sitios militares e industriales abandonados luego del colapso económico tras la ruptura soviética.