Una vez concluida, Abufar se da cuenta de que Obeide, Salema y Farasmino están tristes, todos ellos a causa de un oculto amor, mientras él mismo también manifiesta que, desde que se fue su hijo Faran, todos los días son tristes; aun así, aunque volviera arrepentido, no piensa perdonarlo ni volverlo a ver.
Por otro lado, Farasmino se muestra afligido por tener que regresar a su tierra; le confiesa entonces su amor a Obeide y, como ella también dice amarlo, prometen permanecer juntos (dúo Deh!
Faran se pone furioso y amenaza con marcharse, pero su padre consigue calmarlo (dúo: Sai che in duol).
Un grupo de jóvenes les informa entonces que Abufar los llama a su presencia.
Pero Faran está furioso, detiene la ceremonia y pide batirse en duelo con Farasmino.
Farasmino se queda solo cuando aparece Faran, armado; le dice que esté tranquilo, ya que piensa huir, pues su presencia solo les haría infelices a todos.
Llega entonces Abufar para detenerlos; Odeide abraza a Farasmino, deshaciendo así el malentendido.
Llega Farasmino informando que Faran ha huido; Salema se desmaya y, cuando despierta, delira en su desesperación.