Redler, analiza la abuelidad a partir de sus aspectos narcisistas y edípicos.
Desde el aspecto edípico, la abuelidad permite resignificar la relación padre-hijo, a partir de la menor ansiedad y mayor distancia que existe en el vínculo.
Kernberg, ha dicho que nietos y abuelos se entienden porque tienen un enemigo común.
En esa búsqueda se relacionaron con la genetista estadounidense Mary-Claire King, quien elaboró el primer índice de abuelidad.
La relación abuelos-nietos es una de las más hermosas, gratificantes y fructíferas experiencias humanas.
Llegado el momento los varones son más directos al proclamar su incapacidad para asumir cargas excesivas, pero por el contrario algunas mujeres, con excesivo sentido de la responsabilidad y el pudor, se obstinan en negar y ocultar su propio agotamiento y se empecinan en seguir haciendo más de lo que pueden, para no molestar o defraudar a sus propios hijos, que delegan en ellas demasiadas cargas familiares.
[5] [6] [7] Pese a que el rol familiar de los abuelos ha recibido muy poca atención hasta hace muy poco tiempo, hay un amplio consenso sobre la importantísima influencia que los abuelos tienen en la educación de los nietos incluso cuando estos ya son adultos.