Abocinamiento
El efecto visual que se consigue en el lado más ancho es el agrandamiento del vano.En huecos rectangulares, configuradas superiormente por un dintel (horizontal) o un arco, lateralmente por dos jambas e inferiormente por el umbral, el ensanchamiento afectar solo a las jambas o a los cuatro lados; puede ser hacia el interior (frecuente en la construcción de gruesos muros hasta el siglo XX) o al exterior (característico de las construcciones antiguas); puede ser cóncavo, si el abocinamiento aparece tallado horizontalmente, ovalado, siguiendo una porción de círculo, o con resaltes cuando está compuesto por elementos verticales alineados con pequeños rebajes en profundidad.En algunos estilos medievales, como el románico y el gótico, se ha usado para disponer las portadas, ensanchando una puerta hacia el lado exterior[1] de forma que invite a entrar al visitante y lo hago visualmente más grande.Fue ganando cada vez más protagonismo y en las jambas se dispusieron complejos programas iconográficos.[2] A partir del siglo XIII, especialmente en los portales de las iglesias, las estatuas de los pilares se convirtieron en figuras redondas independientes que se erguían libremente.