Érase un adiós

Paco, al ver que ha sido engañado por su amigo y su pareja, decide contarles la verdad a los vecinos.

Mariano le está haciendo una reforma a su hijo en la portería, pero descubre que las vigas no se encuentran en buen estado y avisa al presidente.

Llaman a un arquitecto para comprobar el estado del edificio, quien les dice que se viene abajo, y deciden secuestrarlo.

Finalmente, Rafael compra los pisos y construye la Torre Álvarez, un edificio de oficinas.

Mauri acepta que Leonor se enamore de Mariano, Juan descubre a Higinio y paga el precio anterior en vez del final y Belén decide no quedarse ni con Paco ni con Emilio, quienes hacen las paces.