Ángel del Castillo López

Además, fue un erudito de tardía formación que hasta superar los cuarenta años no pudo iniciar los estudios universitarios correspondientes.

Filgueira Valverde añadiría: «Hombre de muchas almas, amó a su tierra como pocos, porque supo aprenderla».

En 1929 recibió las palmas académicas francesas y, al año siguiente, fue nombrado archivero municipal de La Coruña.

Como creador de prosa únicamente dejó una novela corta titulada A dona das torres, que se publicó con el número doce en la Colección Lar.

Su primer artículo salió en la Revista Gallega, y su primera charla la dio, en 1906, en el Patronato de La Coruña sobre "La arquitectura cristiana en Galicia".