El paso por los seminarios, entre otras cuestiones, le sirve para adquirir cultura humanística y comenzar su contacto con la Literatura.
[1][2] Comienza a trabajar en Pamplona, primero como guarda de parques y jardines (1957), después en la empresa farmacéutica Penibérica (1958-1972), muy importante además para su desarrollo como poeta puesto que allí conoce a José Luis Amadoz, psiquiatra y poeta.
Pregón[3] (revista de Navarra) le publica diversos poemas entre 1957 y 1979.
Toma parte en la fundación de Editorial Morea,[4] con Hilario Martínez Úbeda, José Luis Amadoz y Jesús Górriz, en 1963, donde aparecerán sus poemarios Corazón escrito (1963) y Sonetos para no morir (1965).
Era un vanguardista a su manera [...] un poeta sin canon ni escuela, simplemente urrutiano" explica José María Romera.
Resultan interesantes y sorprendentes sus perspectivas, su enfoque sobre diferentes ámbitos de la vida.
(Me clavé una agonía, "Cómo crece un naufragio"); "tan solo los poetas hicieron con la muerte un corazón en pie" (Me clavé una agonía, "Entierro del arcoiris"); "Quiero hablar con tus pies de mis caminos" (Milquererte, "El sexo de tu alma").