Siguiendo la interpretación bíblica, Cristo se sostiene de pie dentro de la mandorla central, con la tierra simbolizada en sus pies.
[2] A su alrededor se encuentran las figuras del tetramorfos, pero solo se conservan prácticamente enteros el águila de Juan y el toro de Lucas.
La escena evoca tanto la ascensión de Jesucristo como su futuro regreso triunfal al final de los tiempos, según la creencia cristiana.
[2] En la franja de abajo —separada de la representación de Cristo por una clásica greca— se representan sucesivamente uno al lado del otro María, madre de Jesús —curiosamente con una corona en la mano, que simboliza el reino de los cielos, un elemento iconográfico poco habitual— y los santos apóstoles Pedro, con sus llaves, Andrés con su cruz, Juan el Evangelista imberbe y con el libro y Pablo apóstol de los gentiles, que asisten a la aparición de Dios.
[2] Estilísticamente hay que remarcar que el mural se hizo bajo la influencia de estilos diversos procedentes tanto de Lombardía, como de Occitania y el Peitieu.