Beau Brummell

Con el apoyo del príncipe de Gales y con la inmensa fortuna heredada, inició la extraña carrera que perfeccionó como un arte.Abogó por la higiene personal sin falta y se bañaba diariamente, como Cleopatra, en una bañera repleta de leche.[cita requerida] Este traje se viste ahora en casi todo el mundo en ocasiones formales y de negocios.Aspiraba al difícil y quizás imposible arte de pasar notoriamente desapercibido («conspicuosly inconspicuous»).Pudo haberlo logrado alguna noche, o tal vez algunos momentos, durante su vida, que vivió como un sueño.Asumió el trono después de ser el Regente durante varios años, tras ser declarado su padre, el rey, legalmente incapaz.Vano y egocéntrico, mandó a construir un salón de banquetes en Brighton (Royal Pavilion), que con su delirante decoración oriental competía con cualquiera en el mundo.En un acto social, Brummell se dirigió a su acompañante y realizó un comentario refiriéndose al príncipe: «¿Quién es ese gordo amigo tuyo?», le preguntó.[2]​ Brummell vivió el resto de su vida en el exilio francés, pasando diez años en Calais sin un pasaporte oficial.Esto le proporcionó una pequeña renta anual, pero tal nombramiento duró dos años apenas, pues Brummell recomendó que el Foreign Office aboliera el consulado en Caen, con la esperanza de ser trasladado a una posición con mejor paga en otro lugar.
Estatua de Beau Brummell situada en Jermyn Street , Londres. Obra de Irena Sedlecka .
Caricatura de Brummell, de 1805.