Cuando se puso de moda cazar ciervos con escopeta, esta raza estuvo a punto de desaparecer, pero el entusiasmo de sus criadores ha logrado que este aristócrata canino sobreviva hasta nuestros días.
Sumamente tierno, afectuoso, leal y entregado, pero se necesita vigilarlo estrechamente siempre que haya ganado cerca, es difícil encontrar otros defectos en su carácter.
El manto debe ser áspero al tacto y con aspecto más bien desaliñado.
Orejas implantadas altas, replegadas hacia atrás y, a diferencia del resto del manto, brillantes y suaves al tacto.
Pecho profundo, lomo bien arqueado, riñón caído hacia la cola.