Etimológicamente procede del latín vesper, que significa "tarde".
Este término se usa también en ciertas iglesias protestantes (especialmente luteranas) para describir los servicios vespertinos, y en ciertos círculos anglicanos se emplea extraoficialmente para referirse a la oración vespertina.
XXV) hablando del salmo 141 lo llama en griego salmo que se recitaba a la luz de las lámparas porque se cantaba las vísperas.
Hace también mención de muchas otras oraciones, acciones de gracias, etc. que el obispo decía entonces o ante el pueblo reunido o con los fieles.
Hay alguna probabilidad para creer que se cantaban además en aquella hora otros salmos.