Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal (delfrancésEnsayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal), más conocido simplemente como Théodicée [te.ɔ.di.se] , es un libro defilosofíadel polímata alemánGottfried Leibniz. El libro, publicado en 1710, introdujo el término teodicea , y se cree que su enfoque optimista delproblema del malinspiró el Cándido deVoltaire(aunque demanera satírica). Gran parte de la obra consiste en una respuesta a las ideas del filósofo francésPierre Bayley se basa en la conversación del autor conSofía Carlota de Hannover, con quien Leibniz mantuvo un debate durante muchos años.[1]
Théodicée fue el único libro que Leibniz publicó durante su vida; [2] su otro libro, Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano , se publicó sólo después de su muerte, en 1765.
En varias obras, entre ellas su famoso Diccionario histórico y crítico (1697), Pierre Bayle había sostenido que no existe una solución racional defendible al problema de por qué Dios permite el mal. Más concretamente, Bayle había sostenido que se pueden dar argumentos filosóficos poderosos contra una serie de enseñanzas cristianas ortodoxas, entre ellas la bondad, la justicia y la libertad de Dios. Leibniz responde a los argumentos de Bayle en detalle, argumentando que se puede demostrar que Dios es un ser infinitamente perfecto y que tal ser debe haber creado un mundo que tenga el mayor equilibrio posible entre el bien y el mal ("el mejor de los mundos posibles "). [3]
Leibniz distingue tres formas de mal: moral, físico y metafísico. El mal moral es el pecado , el mal físico es el dolor y el mal metafísico es la limitación. [4] Dios permite el mal moral y físico en aras de bienes mayores, y el mal metafísico (es decir, la limitación) es inevitable ya que cualquier universo creado debe necesariamente quedarse corto de la perfección absoluta de Dios. El libre albedrío humano es consistente con el conocimiento previo de Dios , porque aunque todos los eventos en el universo están previstos y predeterminados, no son necesarios (es decir, lógicamente necesarios), y solo si las elecciones humanas fueran necesarias el libre albedrío sería una ilusión. [5]
Frente a las afirmaciones de Bayle (derivadas de San Agustín ) de que es injusto que Dios condene a los infantes no bautizados o a los adultos no cristianos que han vivido lo mejor que han podido, Leibniz niega que la enseñanza cristiana sustente tales afirmaciones. [6] Frente a la afirmación de Bayle de que Dios no puede ser libre puesto que no puede dejar de elegir lo mejor, Leibniz argumenta que tal "necesidad moral" es coherente con la libertad divina. Dios carecería de libertad sólo si no existieran mundos posibles en los que existiera una bondad inferior a la máxima, lo que no es el caso, argumenta Leibniz. [7]