La hemorragia pulmonar (o hemorragia pulmonar ) es un sangrado agudo del pulmón , del tracto respiratorio superior y de la tráquea , y de los alvéolos pulmonares . Cuando es evidente clínicamente, la afección suele ser masiva. [1] El inicio de la hemorragia pulmonar se caracteriza por una tos productiva de sangre ( hemoptisis ) y un empeoramiento de la oxigenación que conduce a cianosis . [1] El tratamiento debe ser inmediato y debe incluir succión traqueal, oxígeno, ventilación con presión positiva y corrección de anomalías subyacentes como trastornos de la coagulación . Puede ser necesaria una transfusión de sangre . [1]
La prematuridad infantil es el factor más comúnmente asociado con la hemorragia pulmonar. Otros factores asociados son aquellos que predisponen a la asfixia perinatal o trastornos hemorrágicos , incluyendo toxemia del embarazo , uso materno de cocaína , eritroblastosis fetal , parto de nalgas , hipotermia , infección (como tuberculosis pulmonar ), síndrome de dificultad respiratoria infantil (SRI), administración de surfactantes exógenos (en algunos estudios) y oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO). [1]
Aunque la patogenia es incierta, es probable que los síntomas sean consecuencia de un edema pulmonar hemorrágico , ya que el hematocrito es inferior al de la sangre normal (habitualmente un 15-20% menos) y la concentración de proteínas pequeñas es superior a la plasmática. [1] Se postula que el lactante sufre asfixia con el consiguiente infarto de miocardio ; esto aumenta la presión microvascular pulmonar, lo que da lugar a un edema pulmonar. [1] Entre los factores contribuyentes se incluyen los que favorecen una mayor filtración de líquido de los capilares pulmonares (p. ej., baja concentración de proteínas plasmáticas , alta tensión superficial alveolar , daño pulmonar, hipervolemia ). [1]
La hemorragia alveolar difusa es el sangrado que se produce en muchos alvéolos de los pulmones. Las causas más comunes son las enfermedades autoinmunes y las enfermedades del tejido conectivo. [2] El diagnóstico de hemorragia alveolar difusa suele realizarse tras la observación de un paciente que presenta hemoptisis, anemia y tos, [3] junto con una radiografía de tórax que muestra infiltrados alveolares en los pulmones, [4] que son áreas de espacio aéreo en los pulmones que están opacificadas y tienen una densidad mayor que la normal, lo que generalmente indica que están llenas de una sustancia como pus, sangre u otro líquido. [5]
El resultado del tratamiento depende de la causalidad. La hemorragia pulmonar está presente en el 7 al 10% de las autopsias neonatales, pero hasta en el 80% de las autopsias de bebés muy prematuros. [1] La incidencia es de 1 en 1.000 nacidos vivos. [1] La hemorragia pulmonar tiene una alta tasa de mortalidad del 30% al 40%. [1]